domingo, noviembre 02, 2008

Réquiem

Cuando tenía oportunidad bajaba las escaleras sigilosamente, llegaba hasta la cocina donde me esperaba un delicioso regalo de la vid y entonces me servía uno o hasta dos vasos culposos de jugo. Esto lo hacía hasta que mi mamá se daba cuenta y me regañaba, pero es que ella no entendía lo mucho que me gustaba el jugo de uva (Del Valle o Jumex, no recuerdo) y yo no entendía por qué sólo lo compraba cuando nos visitaba Mamalia.

...así le decíamos todos sus nietos, incluso se enojaba cuando yo le decía abuelita con mala intención. Su nombre era Elías Sosa Mora pero todos la recordamos con cariño diciéndole Mamalia; cierro los ojos para imaginarla en el patio de la casa, sentada en la mecedora con uno de sus tantos vestidos en tono gris y leyendo el Misal Mensual. También en la cocina haciendo empanadas de queso o dandome peñizcos cuando me portaba mal. Así era ella.

Una mañana revisaba mis mensajes en el celular cuando encontré uno que envío mi hermana y no había visto el día anterior "No marques a la casa ya se murió mamalia como a las 11:30". Un golpe para toda la familia, que lamentablemente se reunió para su funeral y posterior entierro.

Sin embargo, si hoy bajara las escaleras como ninja con destino a la cocina, pondría un vaso de jugo de uva en el Altar de Muertos que mi mamá pone cada año en la casa. Al final ella se reunió con mi abuelito Papipichano... pero esa es otra historia.

Con amor para mis abuelitos: Elías y Epifanio